No sólo hablamos con ella de sus libros, sino que compartió con nosotros otro de sus conocimientos: la transmigración de las almas.
Desde el club no entramos a valorar la validez o superchería de estos conocimientos. No obstante transcribimos las impresiones de un participante.
Muchas veces nos preguntamos cual es el sentido de la vida y si hay algo más allá de este mundo materialista tan potenciado en la actualidad.
Interesantes son, sobre este particular, las reflexiones de Adela Rubio Calatayud acerca de la transmigración del cuerpo y el alma. No hay duda de que en este mundo intervienen fuerzas (que operan en el campo espiritual) que escapan a nuestro control e intervienen en el destino de las personas y, por ende, de toda la sociedad.
Según los autores que apoyan la tesis de la transmigración (como Adela Rubio) cada uno de nosotros es portador de un alma que ya existido en el pasado y decide tomar parte de una nueva vida para cumplir una nueva función en el devenir del destino. Al parece, este proceso de “transmigración” se produciría en el momento de la concepción que es cuando surge la oportunidad de una nueva vida. Esta nueva vida surge para cumplir una función en el enigmático devenir de este mundo. Este nuevo ser será hijo, hermano, esposo o esposa y padre o madre, intervendrá en la vida de otras tantas personas que, directa o indirectamente, pueda influenciar en acontecimientos importantes para la sociedad.
A este respecto, me planteo qué consecuencias tendrá para el futuro la práctica, tan nefastamente extendida en la actualidad y reclamada como derecho, de abortar estas nuevas vidas y romper de este modo el devenir natural del ciclo de la vida.
¿Tenemos potestad los hombres para intervenir en estas cuestiones?
Debemos concebir, por lo tanto, como una oportunidad única, tan importante y apasionante que debemos aprovechar cada momento de nuestras experiencias y, pensar, que dentro de nosotros albergamos un alma ya antigua, que ha vivido muchas vidas y nos ha elegido a nosotros para cumplir una importante función.
¡Qué afortunados debemos sentirnos!
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